La filosofía ha muerto

La filosofía viste y calza muñón, pobre.

Antaño su misión consistía en el deber de pensar y rehacer muñones sociales: buscar y proponer ortopedias: reivindicaciones y salvaciones, reversiones y cobranzas, regeneraciones y renacimientos, redenciones e independencias.

Esta función social civilizada, se delegaba en las más independientes individualidades, las mismas que se esforzaban organizadamente por cubrir de bella patina a una sociedad que se les desmembraba embriagadoramente entre guerras y violencias encendidas, muertes innecesarias y progresos galácticos en la administración de la muerte (que acabará cuando se instaure como empleo el de “eutanasiador” si no, al tiempo): del hacha a la inyección letal con agujas esterilizadas.

La filosofía hoy viste y calza muñón, no goza con la reflexión y resulta tan incomprensible que subsista urbanita como esa manía novedosa de preservatizarlo todo, desde el amor a la muerte. Si en el principio fue el verbo y el desarrollo de la vida es una simple verbalización, el tiempo en que se desarrolla la vida social en el actual es el preservativoperfecto.

La filosofía parece unida a esta moda y ella misma es la que goza de tal forma preservativa perfecta, hasta tal punto que se empeña con gracia de bailarina que se compone en paso de baile en formar parte de las grasas sociales que conforman el colesterol socializante de las neuronas de los individuos para dis – individualizarlos y “marcianizarlos”: cada día la vida es menos carnal.

La vida actual ni es carnal ni erótica.

La filosofía antaño se embebió de la vida antigua y extrajo lo más fundamental, fuera lo fundamental exterior (exterioridad divina o conceptual o mundo de las Ideas) o lo fundamental interior (entendimiento, mente, razón o nous), hacia el conocimiento de lo que es distinto, de lo diferente.

Es preciso señalar, que ese conocimiento, que esa apropiación de lo distinto, de lo diferente, es propiamente hablando lo que se denomina erótico. Esta eroticidad, este conocimiento de lo diferente, se expresaba en un disfrute entre varios, en un “agapimu”, en una fratriarcalidad, donde se evidenciaba toda la conceptualidad que se disfrutaba. Como extraerle la carne al esqueleto, hasta mondar los huesos.

La vida actual se basa en un conocimiento de lo igual, de lo propio, de lo mismo, y salimos de la fundamentalidad fratriarcal para abrazar el individualismo sin medida. El hombre se ama a sí mismo, ama sus conceptos, de manera tal que no hace falta el otro distinto ni el otro Dios. Los demás como distintos y Dios como lo absolutamente distinto, han muerto, que significa que alguien los ha asesinado, tal y como lo adelantó Nietzsche.

La filosofía hoy en día es ella el muñón que nadie calza ni viste, desechada de las neuronas individuales porque no pertenece al maravilloso elenco de lo “marcianizado”: no puede vender – las corna(la)mentaciones (que es lo que mejor ara y el excelso ara del preservativoperfecto) ni salir del armario ni transvertirse en una mesa de conmutaciones y ultrajes, de canjes y mortificaciones.

¿O si puede porque a ello la ha condenado la LOGSE y la sociedad y el circo mediático, la sociedad del espectáculo, que es el progreso o su concepto, al final?

La filosofía hoy pervive “tetrapléjica”, muñón sin cuenta nueva y se la vende como mera falsificación en los puestos de quita y pon que pueblan los paseos marítimos y los nacionalismos conseguidores, las estepas de pega que se pintan en las postales que venden las áreas de carretera y los nacionalismos republicanos minoristas.

A nadie parece importarle este proceso de degradación que sufre la filosofía y la sociedad, por ende, y dentro de poco será “eutanasiada”. No si antes no se la “marcianiza” en este progreso social que vivimos titulado “la invasión de los ladrones de cuerpos”.

Que cada día hay más “marcianizado” y menos filósofo, parece a espuertas, la única realidad alineante.

Si todo esto lo expresamos diciendo que menos individualismo y más filosofía, no nos equivocamos. Si pensáis en el instante que sólo es precisa en todo campus unidiversitario una facultad de filosofía, adivináis de plano nuestro pensamiento.

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