Globalización!

Es cierto que en el concepto de globalización nuestra civilización buscaba utópicamente un mundo unido mediante una autoridad central. No en balde, este concepto de globalización volvía sus ojos hacia la modernidad liberal y, en concreto, hacia los opúsculos kantianos, en especial, “La paz perpetua”. En el mismo, Kant
estableció la necesidad de ese gobierno cosmopolita para evitar que las guerras se multiplicasen (la guerra es la manera de solventar los asuntos físicos, pero llevan tiempo) Mejor que resolver las demarcaciones territoriales a tiros, es preferible utilizar el dialogo, forma de acción propia de ese gobierno cosmopolita. La palabra que definía a ese opúsculo de la paz, era la de consenso y más allá del consenso, la “verdad consensuada”. Sin embargo, ese gobierno central en la Unión Europea ha convertido esta verdad consensual o autoridad central a su lado económico y la ha convertido en autoridad financiera. La autoridad central se ha inclinado al color del dinero (como en la película de Paul Newman; y a estos señores que le brilla el ojillo con el verde del dólar y con los colorines del euro y sus puentes de paso, les hemos propuesto para que decidan sobre las demarcaciones territoriales, los movimientos de población, y sobre el recuento de las materias primas. Y es normal que siempre proponga la misma solución a todos los problemas: la intervención siempre financiera
de los países que no cumplen económicamente. No importa si el problema es sobre demarcación territorial o sobre movimientos de población o sobre el recuento de las materias primas, si te pasas del 4%, intervenido. Esta tónica de intervención también se propone que la utilicen los Países con respecto a sus comunidades autónomas. Intervención es la primera palabra que fortalece a la nueva forma de gobierno globalizado. La segunda es austeridad. Una austeridad que se aplica a todos los estratos de la sociedad y, por ello, también sobre la utilización, extracción, etc., de materias primas. La tercera palabra que fundamenta la globalización es la de limitación, y en este caso, la limitación de los flujos migratorios. La globalización actual se ha volcado hacia lo financiero y se ha transformado en limitación, austeridad e intervención, Características que se han lapado sobe la democracia. De esta manera se contradice la constitución que nos otorgamos en 1978, donde lo esencial era la libertad, la seguridad, la igualdad y la justicia y el reparto del bien común a todos los que formaran parte de la Nación Española.
Así que, constitucionalmente, debemos rechazar esta globalización financiera que los mercados o el mundo de Davos o como queráis decirlo, pretende imponernos. Lo mejor de la globalización consistía en su oposición a la instauración de monopolios nacionalistas, de cualquier clase de nacional-itsmo. Era evidente que la concentración de poder en un solo Estado, conjuntamente con su ansia expansionista, convertía las relaciones internacionales en un problema. Frente a ello, la capacidad para decidir otorgada a una autoridad comunitaria, acabaría con el monopolio nacionalista de cualquier índole política. Esta idea atrajo la imaginación de España, arrugada ante el envite y el embuste de sus nacionalismos expresos (de toda índole) Y seguro que esa concentración puede certificar el fin del nacionalismo, pero quizá a cambio del surgimiento de diversos oligopolios. En España este oligopolio es el que han formado la clase política, que tienden a concentrar el poder únicamente en sus manos, y en sus apellidos. Este oligopolio político además, se da jerarquizado: primero, el oligopolio financiero (desde la clase política), en segundo lugar, el oligopolio político d la nación española y, en tercer lugar, un oligopolio nacionalregionalista. Lo peor es que todos estos oligopolios se han hecho no con el poder político sino con las decisiones financieras de las cajas de ahorros, hasta hundirlas. Es decir, se es político en este oligopolio jerarquizado para ocupar un puesto en el consejo de administración de la caja de ahorro regional correspondiente y no tanto para pensar políticamente en soluciones a los problemas esenciales de la Nación en general. El nacionalismo en España, tiene como fundamento el consejo de administración de la caja de ahorros regional de que se trate y no los problemas de esa región, sobre los que no se adopta ninguna solución política. Es más, los problemas y sus posibles soluciones políticas se las pasan unos políticos a otros en los traspasos de poder, y van ordenadas de la a a a la z dentro de los archivos burocráticos.
Es una de las conclusiones más ciertas que hallaréis hoy en día, los problemas políticos se solucionan a nivel de los técnicos de la administración burocrática y se quedan empantanados entre informes y contrainformes y requetecontrainformes técnicos. Mientras, los políticos renuncian a su solución, con la vista puesta en la vía financiera. Sólo en esta vía financiera se ven con posibilidades reales de mostrar efectivamente su autoridad y ganar de esta manera el prestigio social. Pero este prestigio financiero al político le hace expresar asimismo, su impotencia para el bien común, para lograr que los ciudadanos alcancen su humanidad aristotélica y que esta misma humanidad se constituya como el rector adecuado de un gobierno cosmopolita

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